"Relaciones contaminantes"
Veo y reconozco mis conductas
Envidioso
No soporto tu presencia IV
La envidia enferma no sólo el cuerpo también el espíritu, por esta razón es necesario salir de esa situación tóxica antes de provocar la propia destrucción.
Cuando se aprende a celebrar los éxitos ajenos también se enseña a festejarse uno mismo. Mientras se envidia se ve con mala mirada, cuando se admira también se mira pero con buenos ojos. Siempre tendremos cerca de nosotros a personas exitosas, tu decisión es que su presencia sea motivadora o por el contrario, te llene de un conformismo frustrante.
Un exitoso se distingue por sus pensamientos y actitudes. Tiene visualizados habilidades y capacidades y los administra para ir alcanzando paso a paso sus objetivos. Por esta realidad siempre despertará envidias, pero él, está atento a lo suyo.
La clave para abandonar el sentimiento de envidia es ocuparse de uno mismo.
- Valora el hecho de tu existencia.
- No esperes nada de nadie.
- Enfrenta a las ideas que tienes sobre tus limitaciones. Busca su origen y desestímalas.
- Visualiza tus metas y define cómo vas lograrlas paso a paso.
- Toma tiempo para convivir con los que amas y encuentra espacios para descansar.
- Ten disposición al cambio.
Sólo cuando la estima por ti esté centrada en tus capacidades, en tu proyecto de vida, no te moverá la envidia a desgastar tu energía en esa emoción frustrante.

Algunos pensamientos para tu reflexión.
- “La envidia es la ira de los pusilánimes”
- “El silencio del envidioso está lleno de ruidos”
- “La envidia es flaca y amarilla porque muerde, no come”
- “Una demostración de envidia es un insulto a uno mismo”
“El número de los que nos envidian confirma nuestras capacidades”
- “Nuestra envidia dura siempre más que la dicha de aquellos que envidiamos”
Bibliografía
“Gente Tóxica”
Eduardo Stamateas
B. S. A
“Ser siendo humano”
Guadalupe Cervantes -Pacheco