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"Pue que Sí, Pue que No"

I

La frase completa que oí desde chiquilla era:  “Pue que si, pue que no, lo más seguro es que ¿quién sabe?”. 

 

He decidido unir dos relaciones contaminantes, la del miedoso y al del indeciso.  Considero que en la indecisión hay miedo. 

 

Este tipo de persona evita tomar decisiones y correr riesgos.  “Lo hago o no lo hago”,  “Voy o no voy”, “¿Tú qué harías en mi lugar?”, “Mejor lo dejo para después”, son algunas de sus frases que constantemente dice.  Le es extenuante no poder decidir aún en los hechos más cotidianos y le gusta tener a su lado un consejero para que le apoye. Es incapaz de darse cuenta de lo que afecta a los demás con esa actitud.

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La duda es un estado de equilibrio del ánimo entre dos decisiones.  Hay dos tipos de duda, la reflexiva que nos lleva a pensar para poder decidir la mejor opción; esta nutre para tomar acción y la evitativa que lleva a no tomar decisiones. 

 

Toda duda que no lleva a la acción es una duda evitativa;  Nos lleva al boicot de la vida misma.

 

El indeciso, la persona evitadora tiene ciertas ideas arraigadas que tal vez ni siquiera sabe que allí están. 

 

Algunas de ellas:  “Soy inepto e inadecuado socialmente”,  “Soy un perdedor”, “Si me conocen de verdad me rechazarán”, “Un día al despertarme veré que por fin ya todo está bien”, “Si no hago caso del problema, este desaparecerá”, “¿Qué más puede suceder?; mejor no hago nada”

Algunas de las situaciones que más trata de evitar la persona que tiene estos rasgos contaminantes son:

 

Evitar los conflictos.  A cualquier nivel, familiar, de trabajo, tratará de evitar conflictos por la tensión que le puede generar.  Tiene dificultades para expresar a los demás su desacuerdo por temor a perder la aprobación que tanto necesita.  Cuando termina una relación buscan inmediatamente sustituir a la persona para buscar el apoyo necesario.  Se sienten desamparados cuando se encuentran solos.  No pueden cuidar de sí mismos.

 

Evitar la exposición.  Un indeciso contaminante es inhibido socialmente por la inseguridad que tiene de agradar al otro.  La timidez que padece le lleva a tener un perfil muy bajo.  Permite que los demás tengan protagonismo, pero esta persona es muy medida en sus acciones porque le da miedo quedar expuesto en público a la opinión de la gente.  Son reservados y prefieren trabajar en grupos.  pequeños.  Ante el rechazo se aíslan.

 

Evitar ciertas emociones.  Externa e internamente huye de los sentimientos que considera negativos.   Cuando estos sentimientos le “tocan” busca distraerse o cambia de tema.

 

Evitar la intimidad.  Precisamente por su baja autoestima se siente vacío y solo.  Tiene poca relación con los demás así evita la intimidad tanto emocional como física.  Rara vez genera lazos afectivos, son personas de muy pocos amigos.  Son amigos leales y la familia es muy importante para ellos.

"Pue que Sí, Pue que No"

II

Son varias las razonas por las que las personas evitan los conflictos, temen a las emociones, la exposición, la intimidad, pero la principal es el miedo al rechazo.  Seguramente cuando pequeños fueron víctimas de crítica, desaprobación, humillación, vergüenza por parte de la personas mayores.  Esto marcó en ellos una hipersensibilidad y temor a sufrir rechazo, a que las demás personas no los acepten tal cual son.

 

Aún así, en el fondo, la persona desea tener relaciones afectivas aunque haga lo posible por evitarlas.  Además vive permanentemente en guardia y vigila las acciones y reacciones de los demás ya que desconfía de todo el mundo.  Algunos buscan el poder para que este les brinde la seguridad que no tienen.

 

Una persona evitadora tiene puntos fuertes muy interesantes.  Por ejemplo:  permite la creatividad de los que le rodean, le gusta trabajar en equipo; llega más lento que los demás pero ya está seguro de los posibles escenarios, tiene capacidad de reflexión, es buen estratega.

 

A pesar de todas estas cualidades evita estar en el lugar de liderazgo porque no interesa la exposición púbica y sobre todo le aterra la crítica.

 

Uno de los problemas más comunes, y yo diría uno fundamental, es que cuando tomamos una decisión necesariamente vamos a ganar y a perder algo.

Es interesante observar a una persona indecisa en un restauran frente a un menú:  ¡Tiene que elegir dos o tres cosas entre cincuenta! Y si para remate está hambrienta, su ansiedad será mayor.  Preguntará a sus compañeros de mesa que comerán, cuestionará al mesero por la calidad y sabor de los platillos, será la última que pida su platillos y con enojo exclamará: “No sé porqué pedí eso”

 

Queda claro entonces que elegir es renunciar y renunciar molesta, por esa razón la persona indecisa prefiere que le pongan enfrente el alimento que se va a comer aunque no sea de su agrado. 

 

Vivir es elegir.  No hay forma de evitarlo.  La ganancia al elegir sea cual sean los resultados es mayor que la de no elegir, no eligiendo siempre se pierde.

 

Cuando aprendemos a elegir sabemos que algo vamos a perder, pero ponemos la atención en lo que se va a ganar.  Esta es por supuesto una buena fórmula.

 

Cada decisión tiene consecuencias y sean estas positivas o negativas, siempre nos dejarán  una lección que aprender y de ese aprendizaje se nutre la autoestima de la persona.

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Un piloto iba en su avión junto a un joven aprendiz.  Cuando estaban a punto de aterrizar una ráfaga de viento hizo que el avión perdiera estabilidad.  Rápidamente el piloto decidió tomar altura y así sorteó el problema.  El aprendiz le preguntó:  “¿En qué momento optaste por tomar esa decisión?”  El piloto experimentado le respondió:  “Tomé la decisión hace veinte años, cuando estudiaba en la escuela de aviación”. 

 

Cada vez que tomemos una buena decisión seremos capaces de mantenerla el resto de la vida.

 

Cada vez que tomemos una “mala” decisión, estaremos más cerca de elegir mejor la siguiente vez, hemos afinado puntería.

 

Tomar decisiones es lo que nos permite ir desde donde estamos hasta donde queremos llegar.

Bibliografía

 

“Desaprendiendo para vivir”

Guadalupe Cervantes – Pacheco

 

“Más gente tóxica”

Bernardo Stamateas

B, S. A.

 

Pue que Sí, Pue que No II
Pue que Si, Pue que No I
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